martes, 1 de noviembre de 2011

Guía para resolver problemas y conflictos

De acuerdo con el Washington Post "El Triángulo de la Verdad" es uno de los cinco libros empresariales más trascendentes de los últimos años.

Su autora Lisa McLeod pasó diez mil horas como coach observando y entrevistando a profesionistas y ejecutivos de alto rendimiento. La investigación condujo a la creación de un modelo de liderazgo que ayuda a los ejecutivos a fortalecer sus relaciones con los clientes, eliminar las guerras territoriales y aumentar la participación de los empleados.

Según la escritora, cuando se enfrente a un problema, en lugar de adoptar un enfoque de línea recta, piense en él como un triángulo.

La línea en la parte inferior representa el problema donde está hoy. Las dos posibles soluciones son las esquinas derecha e izquierda. En lugar de perder el tiempo yendo y viniendo a lo largo de la parte inferior, tratando de convencer a la gente de que su parte es "la verdad", busque la mejor solución en la parte superior del triángulo, el pináculo, la parte que es apoyada por ambos lados.

En todo conflicto hay realmente tres lados del mismo (como un triángulo): tu verdad por un lado, la verdad del otro y la solución de más alto nivel en la parte superior. Si te quedas atascado en tu lado del triángulo, no vas a resolver el problema.

Existen seis principios para resolver los conflictos de forma más fácil y llegar a soluciones que puedan servir a todos los involucrados en la mejor forma:

Acoge la posibilidad. Muchas veces nos vemos atrapados en el tipo de pensamiento -este/o-, lo que nos hace a nosotros o a los que nos rodean volvernos locos, es bastante inmaduro y limitante y no nos permite ver ni oir nada más que lo que "conocemos" como "verdad".

Haz la paz con la ambigüedad. Sobre la base de nuestro propio miedo y porque a muchos nos gusta estar en control, a menudo nos resistimos a la incertidumbre. Sin embargo, sentirnos cómodos con la incertidumbre y permitirnos a nosotros mismos pasar un rato en la ambigüedad nos da apertura, paciencia y la perspectiva necesaria para permitir que emerjan soluciones creativas.

Deja espacio para otras perspectivas. Cuando somos capaces de escuchar, comprender y apreciar de dónde viene alguien (incluso y especialmente si no estamos de acuerdo con esa persona), permite el espacio para que surja algo nuevo. Cuando damos espacio a otras personas para compartir abiertamente, a menudo nos dan ese mismo espacio a cambio y entonces podemos saber que no siempre estamos "en el otro lado" en la forma en que pensamos que somos.

Busca terrenos más altos. Debido a que muchas veces evitamos el conflicto o incluso antes de entrar en él tratamos de salir de ahí lo más pronto posible, a veces se apresura el llegar a "soluciones" o "compromisos" sólo para detener el conflicto. Es sólo cuando estamos abiertos y buscamos activamente las soluciones de alto nivel que empiezan a materializarse.

Intenta discernir. Con temas que significan mucho para nosotros, o forman parte del núcleo de nuestras creencias más sagradas, a menudo se tienen dificultades para considerar cualquier otra cosa que lo que ya creemos que es verdad. Hay que buscar y encontrar la intención positiva de los demás, incluso si no vemos las cosas como ellos, para llegar a la esencia de lo que realmente es cierto.

Eleve a los demás. Esto es llevar a un nivel más alto la conversación en la cabeza, con las otras personas involucradas y sobre toda la situación. Podemos elevar la conversación con los demás al concentrarnos en ser reales y centrarnos en apreciar y emponderar con quienes estamos relacionados. De esta manera podemos impulsar a la gente que nos rodea y en el proceso mismo crear soluciones de alto nivel.

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