El liderazgo requiere de enfocar la energía en el logro de un objetivo importante. En ese proceso está implícito el decir "no" a muchas otras cosas menos importantes que podrían ser tratadas en ese momento. En este sentido, "decir no" a las trivialidades y distracciones es la parte esencial del liderazgo, porque posiblemente habrá que descartar cientos de otras buenas ideas. Hay que saber escoger con cuidado.
Cuando un líder dice "no" a un subordinado que ha dedicado tiempo y esfuerzo en presentar una forma alternativa de hacer las cosas, el "no" puede caer como un golpe abrumador. Puede acabar con la relación jerárquica existente al considerarse dentro de una relación adulto-niño, ("Yo soy el jefe y yo sé más que tú"); en lugar de una relación adulto-adulto en el que líderes y seguidores tienen la responsabilidad recíproca de escuchar las ideas de otros y conversar, en lugar de mandar. Incluso cuando se dan razones que justifican el "no", la simple respuesta puede interpretarse como falta de respeto o incluso desprecio.
¿Cómo puede un líder decir "no" al mismo tiempo que mantiene la atención, el entusiasmo y la inspiración de su personal? El truco está en utilizar uno de los tres siguientes escenarios cuando un subordinado propone hacer las cosas de manera diferente:
1. "¡Sí!": Lo ideal sería, si la idea del subordinado es buena, aceptarla inmediatamente y con el mayor entusiasmo. Naturalmente esto puede no ser el caso.
2. "Vamos a revisarla" Si la idea es prometedora, pero tal vez no sea el momento oportuno para implementarla, o si se requiere más análisis antes de que pueda ser puesta en marcha, "vamos a revisarla" puede ser una respuesta que reconozca el mérito de la idea y le permita al líder no distraer su atención a actividades de mayor prioridad. La idea se agrega en la lista de pendientes, más no en el olvido.
3. "¿Qué pasa si?": Esta respuesta demuestra que el líder se tomó el tiempo necesario para entender el alcance de la propuesta del subordinado y aportar una forma para mejorarla y lograr el mismo resultado, reconociendo el mérito del colaborador.
Pero y si la idea no tiene ningún mérito en absoluto? O cuando la idea es ilegal e inmoral? En este caso, el líder deberá sugerir que la única forma de alcanzar un resultado es a través de una alternativa legal y ética, y si el subordinado se mantiene firme en la búsqueda de una idea que es ilegal o no ética, el líder puede sugerir al colaborador en perseguir sus ideas en una organización diferente. Con esa respuesta, el líder da un "no" por respuesta pero la tonalidad de la discusión es muy diferente: es interactivo y respetuoso, en lugar de un tono de desdén y jerárquico.
Habrá quien piense que esto signifique perder el tiempo y que no tiene caso dar rodeos, y que lo más simple es decir “no”. En el corto plazo el dar un drástico “no” como respuesta podría ahorrar tiempo, pero si se examina el tiempo y esfuerzo que destina un subordinado comprometido con su trabajo, tras un rápido "no" su espíritu se debilita y se requieren muchos esfuerzos posteriores para la reconstrucción moral. Por lo tanto el ahorro en el corto plazo en una conversación abrupta será una pérdida de tiempo a largo plazo en la reparación de los daños a la moral.
"No" puede ser una palabra muy cara para usarse. El nuevo liderazgo debe tomar en cuenta los diferentes puntos de vista y explotarlos de manera constructiva para conseguir los objetivos de la organización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario